Comentario
Sus primeros trabajos como arquitecto fueron insignificantes, algunos no pasaron de proyectos, pero en absoluto exentos de premoniciones. Habría que aludir a las Farolas (1878-90) encargadas por el Ayuntamiento, algunas conservadas (Plaza Real, Plaza de Palacio), diseñadas como candelabros de armoniosos brazos que garantizan una iluminación rotunda, o el Proyecto (1880) para iluminar el Paseo Marítimo. Tuvo suerte y, cuando Salvador Pages promovió las obras para la Cooperativa "La Obrera Mataronense" (1878-1885), pudo colaborar en un proyecto ya significativo, llegando a construir dos pequeñas viviendas unifamiliares con jardines para obreros y una interesante Nave de blanqueo fundamentada en un arco parabólico repetido y compuesto por pequeños segmentos de madera, unidos de tres en tres con pernos, según sistema de Philibert de l'Orme y del que pudo tener noción a través de los libros de la Escuela (Emy, Rondelet). Ideológicamente, parecía enraizar con la vieja idea de falansterio, es decir, se nos presenta todavía un Gaudí fraternal y que comienza a experimentar con nuevos métodos constructivos. Ahora bien, cuando diseña una Vitrina para la guantería de Esteban Comella y es presentada en la Exposición Universal de París 1878 ("La Ilustración Española y Americana". N° 35. 22-IX-1878), el destino de Gaudí parece cambiar, pues se fija en su obra el industrial textil Eusebi Güell i Bacigalupi (1846-1918), el gran cliente de su vida y uno de los más afortunados mecenas del modernismo europeo.
Comenzó por encargarle un Proyecto de Pabellón de Caza (1882; para Garraf, Sitges, Barcelona), donde, a pesar de no realizarse, puede ya preverse un estilo inicial propio de esta primera etapa titubeante, en la que combina los muros de mampostería con el ladrillo visto y los aplacados de cerámica vidriada policroma o las entonaciones cromáticas de sabor mudéjar, acentuando el carácter exótico-oriental y la tradición medieval en la que se apoya al introducir una torre con características almenas o ménsulas laminadas. Estilo ecléctico en el que prevalece la gran capacidad interpretativa de Gaudí a la hora de reunir elementos del pasado y que cristalizará realmente en sus dos obras inmediatas más importantes de este primer período: Casa Vicens y El Capricho de Comillas.